lunes, 27 de octubre de 2008

Una copa con... Berto Romero

Tras las fiestas del Pilar de este año, se celebró en Zaragoza el "Ja, ja Festival" con un cartel de lujo, que incluía la actuación de Berto Romero, también conocido por el público televisivo como "el sobrino de Buenafuente".
Berto es genial. Tuve la oportunidad de charlar con él ese día y me pareció un crack.

Os dejo aquí nuestra copa para que le conozcáis un poco más.


Berto... ¡un placer!





Entrevista: Myriam Apúntate


Myriam: Bueno Berto, al fin contigo, me alegro mucho de conocerte. Me lo he pasado genial este verano viéndote en televisión, y tenía muchas ganas de poder conocerte y charlar contigo, te agradezco mucho que hayas preparado esta cita tan rápido.
Berto:
Normalmente digo que no a las entrevistas y tal porque estoy un poco cansado de ellas, siempre acaban preguntándome lo mismo. Pero leí el mail que me enviaste y me pareció algo muy interesante lo vuestro, y como no tenía nada programado durante la prueba de sonido…

Myriam: La verdad es que me ha sorprendido lo de quedar “durante la prueba de sonido”, no sabía que los monologuistas también hacíais este tipo de pruebas.
Berto:
Es que también canto. Mira, en el bolo hago monólogos, canto y además llevamos un guitarrista y proyectamos imágenes, por lo que hay que montar la proyección, preparar los diferentes tipos de luces… Es algo muy curioso, yo estoy muy contento con el espectáculo este la verdad.

Myriam: Creo que empezaste con todo esto de los monólogos, el teatro y tal sobre el ’98, aunque por aquel entonces todavía de forma un poco amateur. Es en el 2001 o 2002 cuando empieza a tomar forma este espectáculo que hoy vamos a ver, “La apoteosis necia”, y a volverse todo ya más profesional, ¿has podido vivir sólo de esto desde entonces?
Berto:
No, ¡qué va! Yo trabajaba en una oficina, ¿conoces la agencia Reuters?, bueno pues trabajábamos para esta gente.

Myriam: Entonces, ¿eres periodista?
Berto:
Soy semi-periodista. He trabajado como periodista, pero la verdad es que no tengo la carrera acabada, porque ya una cosa se empezó a comer a la otra.
Yo estaba en mi oficina las 8 horas, y luego, a lo mejor los viernes, hacíamos alguna actuación. Después nos salió una oportunidad en la radio, una colaboración muy pequeña, que a veces me tenía que escribir estando en la oficina. Jajaja, ¡si se hubiesen enterado me hubiesen crujido fuerte! Luego ya nos propusieron un programa de radio y pude dejar ese trabajo, pero fue todo gracias a la radio.

Myriam: Entonces hacías teatro, radio, y de la radio salió lo de la tele… ¿siempre has apostado por registros cómicos?
Berto:
Si, si.

Myriam: ¿Y no te ves en otro tipo de registro?
Berto:
No, ¿para qué? Si puedes, haces lo que te gusta, ¿no?, y en mi caso es así. Vamos a hacer un programa, ¿de qué? De humor. Vamos a hacer una obra, ¿de qué? De humor. No me ha salido nunca hacer otra cosa.

Myriam: ¿Qué le ocurre a una persona que trabaja como humorista, cuando conoce a nuevas personas?, ¿es inevitable que te miren continuamente, esperando a que les hagas reír?
Berto:
Claro, y luego se decepcionan muchísimo. La verdad es que muchas veces tengo la sensación de estar siempre a prueba, porque parece que cuando estoy hablando con alguien, tenga que ser súper ingenioso todo lo que diga, y al final es agotador.
A los cómicos además, nos sucede que, cuando no estamos trabajando, somos un pelín más serios de lo que seríamos si no nos dedicásemos a esto, porque claro, es como que esa faceta de tu vida la tienes ya tan bien cubierta y tan potenciada... Es como si tú eres… no sé… cirujano, y en fin de semana no te apetece operar a nadie… Bueno, quizás la comparación no es la mejor, pero me entiendes, ¿no?

Myriam: Jajaja, si, te entiendo. Yo lo he pensado alguna vez de los ginecólogos, y por favor que no se me enfade ningún ginecólogo, pero… si, por ejemplo, un albañil no quiere ni ver un solo ladrillo más al llegar a casa… ¿serán buenos amantes los ginecólogos?
Berto:
¡¡Jajaja!! Claro, yo cuando salgo con mis amigos a tomar algo, me gustaría reírme a mi de las cosas que dijesen ellos, no ser yo la fuente de las risas, porque eso ya es mi trabajo.





Myriam: ¿Y a ti qué te hace reír de forma espontánea?
Berto:
Pues supongo que lo que a todo el mundo. A veces me parto de risas con cosas, que si te las cuento es probable que a ti no te hagan nada de gracia. Y en cuanto a humoristas y tal, lo que me pasa es que, por deformación profesional, cuando veo el trabajo de un compañero, lo analizo más, me fijo en los trucos, en sus recursos, en la fórmula que utiliza… y eso a veces me separa un poco. Por eso te digo que me río más con cosas que no son propiamente humorísticas, incluso a veces me río de cómo han tratado una noticia en los informativos, una noticia que parecía seria y con la que yo me mondo.

Myriam: ¿Y que no te hace ni pizca de gracia?
Berto:
La gente que se toma muy en serio a sí misma, me pone un poco de mal rollo. Este tipo de gente que se toma muy en serio lo que hace, que no es capaz de verse a sí misma con un poco de ironía, que se lo toma todo demasiado en serio…

Myriam: ¿Ha habido alguien que se haya molestado alguna vez con alguna broma tuya?
Berto:
No, yo en eso he tenido mogollón de suerte. Nunca he percibido ninguna reacción contraria, nada tipo “ostias, pues eso me ha molestado”… Aunque tampoco hacemos un tipo de hum… Bueno si, a veces lanzamos alguna que otra patada, pero no, no se ha molestado nunca nadie.

Myriam: En el programa de Buenafuente, ¿te encargas sólo de tu sección, o colaboras en todos los apartados del programa?
Berto:
Soy guionista del programa en general, pero la verdad es que el guionizar mi sección ya es lo que más trabajo me da y a veces sólo puedo hacer eso.

Myriam: ¿Conocías ya a Buenafuente antes de trabajar en su programa, te gustaba su trabajo?
Berto:
No lo conocía personalmente, y la verdad es que en televisión tampoco le había visto mucho, pero me enganchó muchísimo cuando hacía radio en Cataluña con El Terrat. Tenía un programa de radio que era fabuloso, te hablo del año ’95 o por ahí. Era un programa espectacular que nos tenía enganchadísimos a la radio.

Myriam: Y quién disfruta más ahora en el programa… ¿vosotros haciéndolo, el público, Joan Eloy, que se parte cada dos por tres…?
Berto:
Jajaja. La verdad es que nosotros nos lo pasamos muy bien. Andreu por ejemplo me consta que se lo pasa muy bien con mi sección, porque la verdad es que yo la preparo para que se ría él básicamente, bueno, para que se ría todo el mundo, claro, pero él en concreto no sabe nunca lo que voy a hacer y entonces me pongo como reto diario el hacer que se parta de risa ahí mismo

Myriam: ¿Ha cambiado mucho tu vida este último año?
Berto:
¡Uff! Mogollón, mucho, mucho, mucho.

Myriam: ¿Y todos los cambios han sido positivos?
Berto:
Si, en principio si. Luego obviamente ha habido cambios que simplemente han hecho mi vida diferente, ni para mejor, ni para peor, diferente.

Myriam: ¿Puedes salir a la calle, irte de copas… o la gente se pone a veces demasiado pesada?
Berto:
Puedo salir a la calle, puedo ir de copas, pero ya no estoy tan tranquilo como antes. Si es cierto que a veces alguien se ha puesto demasiado pesado, y lo único que puedo hacer es tratar de ser lo más diplomático posible y marcharme en cuanto pueda. No me apetece ponerme a malas con nadie, primero porque no sería plato de buen gusto para mi y segundo porque te buscas la ruina por un mal día.
Siempre se ha dicho que la fama cambia a las personas, pero también es cierto que no ha de ser obligatoriamente porque yo cambie mi forma de ser, sino por la gente cambia su comportamiento contigo radicalmente, por el hecho de que salgas por la tele, y eso hace que tu tengas que cambiar de costumbres, no te queda otra.

Myriam: Has tenido la suerte de trabajar en radio, televisión y teatro… ¿hay muchas diferencias?
Berto:
Mira, una de las cosas buenas que tiene el programa de Buenafuente, es que se hace en directo ante un público de 200 personas, entonces a veces la sensación es muy parecida a la del teatro. Pero claro, todo son medios diferentes.
La radio por ejemplo te enamora. A todos los que hemos trabajado en la radio nos ha ocurrido lo mismo, que nos ha costado mucho dejarla, pero tienes que hacerlo porque la televisión te engulle.
Tú estas en la radio y dices: “Aquí tengo una máquina del tiempo, que va a llevarnos a la Edad Media”. Y le das a un botón, se oye un sonido, y esa es la máquina del tiempo, luego pones algo de música medieval y un sonido de cascos de caballos y ya estas en la Edad Media. Ahí el trabajo está en la mente del oyente, y eso es muy bonito.

Myriam: ¿Podrías elegir uno de los tres medios?
Berto:
Esa pregunta estoy tratando de erradicarla de todas las conversaciones…

Myriam: Jajajaja, doy por hecho entonces que no soy la primera que te la hace…
Berto:
Es que no veo la necesidad de elegir. Es como si a ti te gusta Play, y te gusta jugar a tres juegos. Pues en mi caso la Play es la idea de expresarme, que me encanta, y la radio, el teatro y la televisión son cada uno de los juegos. Con la radio me lo pasé muy bien, llegué a unas fases muy altas, pero ahora juego tanto a la tele que no me da tiempo a seguir jugando.
Oye, ¡qué bien me ha quedado esto!, ¡qué guay!, jajaja.

Myriam: Si, bueno, yo no he cogido el mando de una Play en la vida, pero te acepto la metáfora.
Berto:
Si, es verdad es más para chicos…
Myriam: Bueno, bueno, tampoco te columpies…
Berto: ¡¡Jajajajaja!!



Myriam: ¿Algún otro hobby?, ¿cine, música…?
Berto:
No soy muy aficionado a escuchar música, aunque si es cierto que tengo mis debilidades, como por ejemplo Frank Sinatra, que me encanta. Además me consta que a otros cómicos también les gusta mucho, como a Santiago Seguro. Pero por lo demás no es que pueda decirte que esté al día en las tendencias musicales, voy descubriendo discos, los voy saboreando y ya está. Que, por cierto, el último que me encantó fue el de Carmen París, que es paisana tuya. Vino al programa, escuché el disco y me pareció bárbaro.
Pero en cine ya es otra cosa, soy súper cinéfilo. En mi sección del programa, siempre que puedo meto frases o guiños a películas. Me gusta mucho el buen cine.

Myriam: ¿Me recomendarías una peli?
Berto:
Mmmmm… Woody Allen dijo en una de sus pelis que, al menos una vez cada seris meses, ha de ver “Cantando bajo la lluvia” para poder mantenerse optimista, yo creo que eso resume muy bien la peli. Te recomendaría verla.

Myriam: ¿Y dónde vamos a poder verte a partir de ahora?
Berto:
Pues seguiré con Buenafuente en esta nueva etapa, seguiré interpretando la obra con mi compañía “El Cansancio” y ahora vamos a hacer una gira por teatros Buenafuente, Corbacho, el Follonero y yo mismo, que promete estar muy bien.

Myriam: Y al fin la pregunta que hace honor a la filosofía de nuestro blog… ¿con quién te tomarías una copa?
Berto:
Pues con alguien a quien quisiese, con mis amigos… No soy muy mitómano, supongo que con cualquiera que me resultase interesante.

Myriam: Pues como nosotros. Muchas gracias Berto… una curiosidad ¿cuántas de las cosas que te he preguntado te han sonado repetitivas?... ¡aparte de que te he querido hacer elegir entre cine, teatro y televisión! Jajaja.
Berto:
Jajaja, la verdad es que sólo esa y la de “¿qué proyectos tienes?”…
Myriam: ¡Encima de que pretendo hacerte promoción desde nuestra página te quejas!
Berto: ¡¡Jajaja!! Es broma, ha estado muy bien.

domingo, 19 de octubre de 2008

Una copa entre...Enrique Cabezón (Kb), Carmen Beltrán y Sonia San Román

Después de celebrar el IV Festival poético Agosto Clandestino tuve el placer de tomarme un descanso y unas cuantas cervezas en casa de los siempre hospitalarios poetas y buenos amigos míos Enrique Cabezón (Kb) y Carmen Beltrán.

Os dejo aquí una muestra resumida de lo que fue un intento de entrevista hacia mi persona y terminó convirtiéndose en una charla literaria.


Charla: Carmen Beltrán, Enrique Cabezón y Sonia San Román

Fotografías: Héctor Alarcia


Kb (a Sonia). Una poeta con tres libros publicados ya ha vivido momentos mágicos, bonitos a lo largo de su trayectoria pero, ¿cuál es el momento que destacarías como el más especial de tu carrera poética?
Sonia. Pues sobre todo recuerdo dos con especial emoción: el primero fue el momento en el que Sabina me dedicó una canción mientras daba un concierto en mi pueblo y, el segundo, el día en que Pancho Varona me envió el archivo sonoro con uno de mis poemas musicados.
Kb (a Sonia) Y ¿cómo entraste en el proceloso mundo de la literatura?
Sonia. La verdad es que no tengo recuerdo de entrar sino de estar siempre ahí. Lo que ocurre es que escribes desde siempre pero no piensas que las cosas van a llegar donde ahora están. Las cosas van surgiendo poco a poco. Al final la vida siempre te lleva al lado de otros extraños seres humanos que, como tú, se dedican a escribir y ahí comienzan a formarse grupos o generaciones o como queramos llamarlo que caminan a la par.
Carmen (a Sonia) Pero tú has escrito desde siempre, ¿no?
Sonia. Sí, desde siempre, desde niña. Aunque cada edad tiene su forma y su temática. De pequeña escribía cuentos, poemas edulcoradísimos con mucha rima dedicados a los primeros amores adolescentes. Pero sobre todo recuerdo que mi bisabuela ya me utilizaba como pequeña rapsoda de sus versos. Ella escribía poemas de regalo para las celebraciones familiares y yo los recitaba como un repollo. Lo más probable es que todo esto me resulta tan familiar gracias a ella.
Kb (a Sonia) ¿Qué significa para ti la poesía?
Sonia. Uf, es una pregunta difícil. No sabría qué decirte. Tal vez la poesía sea una forma de tomarle el pulso a mi vida. Es el medio que hace que pueda ver qué hay debajo. Lo que extrae la esencia de las cosas importantes.

Carmen (a Kb y a Sonia). ¿Y por qué habéis escogido la poesía y no otro género?
Kb. Yo creo que es una lotería.
Sonia. Para mí no sé si es una lotería, lo que sí que es cierto es que cuando tengo necesidad de escribir la poesía es lo primero que acude al rescate. Es lo más urgente.
Carmen. Pero no sabemos darle una explicación racional, ¿verdad?
Kb. Yo creo que sí, que es sencillo. Si tú necesitas escribir y necesitas preguntarte de qué manera eso ya no está siendo un impulso sino algo mecánico, forzado y fingido. Ojo, que no me parece mal. Pero es otra cosa. Yo no me planteo por qué escribo sino que simplemente lo hago.
Sonia. Pero, ¿por qué poesía?
Kb. Pues porque me lo pide el cuerpo, es una lotería. Lo más probable es que escribamos poesía por fingir, porque creamos que la poesía está mejor vista y se folla más (risas). Kb (a Sonia). ¿Qué poetas, escritores o artistas han marcado tu cocina literaria y también tu propia vida?
Sonia. Yo creo que influye todo lo que uno lee. Tanto lo que a uno no le gusta, para no seguir por ahí, como lo que en un determinado momento marca un antes y un después. De adolescente me encantaba Bécquer por aquello de los primeros amores. Después Neruda y sus Veinte poemas y gracias a la carrera de Filología y a los años que han pasado pues cosas tan dispares como libros de
literatura medieval, poetas del siglo de oro a los que nunca me hubiera acercado por iniciativa propia, novela realista, naturalista, Rubén Darío, Juan Ramón, la Generación del 27, José Hierro...¡Tantos! Pero sin duda, lo que más me ha influido para escribir como escribo es el haber tenido la suerte de conocer a autores vivos a los que admiro. Por ejemplo a mí me encantó conocer a Eva Vaz, a David González, a José Hierro, a Tundidor o a vosotros mismos sin ir más lejos.

Kb (a Sonia). ¿Cómo es tu proceso de escritura? ¿Cómo trabajas para concretar el poema?
Sonia. Soy caótica e impulsiva. Puedo estar una temporada larguísima sin escribir y otra en la que no paro de hacerlo. Creo que he abierto un blog para obligarme a trabajar los textos de manera más asidua o habitual. Además necesito tener una emoción real para enfrentarme a la escritura porque si no me siento un poco como una impostora.
Kb. Pero eso tampoco sería malo.
Sonia. Claro que no, pero a mí no me gusta hacerlo. Necesito que haya una emoción real detrás del poema porque si no no me lo creo.
Carmen. Sí es verdad, a mí me pasa igual.
Kb. Pero aclara un poco a qué te estás refiriendo como impostura.
Sonia. Mira, tengo un poema en Planeta de Poliuretano que te va a aclarar esto que digo. Habla en primera persona de alguien internado en un hospital y mucha gente me pregunta si soy yo y yo, afortunadamente, sólo he estado en un hospital de visita. La historia es ficticia pero la emoción, la rabia que se intuye debajo, es completamente real.
Carmen. Y cuando escribes, ¿normalmente lo haces pensando en un poemario o escribes y luego ordenas?
Sonia. Por lo general escribo y luego ordeno. El último libro surgió porque me di cuenta de que tenía una serie de poemas de viajes y de que ahí había un poemario con una temática sólida. Pero en ningún momento me había planteado hacer un poemario sobre algo determinado.
Carmen. Kb por ejemplo es muy capaz de escribir así. De hecho los últimos poemas que ha escrito los ha hecho – varios de ellos al menos - pensando en el poemario.
Sonia. La verdad es que a mí me parece bien. Incluso más ordenado.
Kb. Sí, es una de mis características, ser ordenado (risas).
Carmen. Sí, son dos formas diferentes de trabajar. Yo por ejemplo funciono como Sonia y cada vez que he intentado lo contrario me cuesta una barbaridad porque da la sensación de que no es natural.
Sonia. Probablemente para el lector está bien pero sin embargo tú no te lo terminas de creer.
Kb (a Sonia). ¿Cómo ves la poesía actual española y en ella a tu generación respecto a las anteriores?
Sonia. Nuestra generación yo creo que es muy activa y muy preparada lo que pasa es que escribe mucha gente pero no todos lo hacen bien. El problema son los egos. Es lo que tú decías antes, hay gente que escribe poemas porque se cree que es más prestigioso y no se da cuenta de que por juntar lineas cortitas en columnas, incluso rimándolas, no está haciendo poesía.
Hay que trabajar mucho más y sobre todo hay que leer mucho. Con respecto a las generaciones anteriores, yo creo que a lo largo de toda la historia de la Literatura en particular y del Arte en general todas cometen los mismos pecados. Siempre hay una corriente más conservadora, pegada a la tradición que innova menos y otra más rompedora que pretende crear una estética nueva.
Carmen. Además es que resulta complicado conocer el funcionamiento interno de generaciones de las que no hemos formado parte.
Kb. Pero yo creo que un autor que publica debe de conocer perfectamente el marco en el que está.
Carmen. Pues no sé si comparto esta idea contigo. Creo que un autor puede sacar muy buenos libros sin tener ni idea de lo que se cuece a su alrededor.
Kb. Pues yo pienso que si no conoce esto mal va. Sigo, ¿qué libro no has podido terminar de leer?
Sonia. Hay muchos que no me han gustado, pero soy tan cabezota que me los termino todos. Puedo incluir aquí muchos de los que leí en la carrera. Recuerdo como tostones destacables Palinuro de México de Fernando del Paso o Retorno a Brideshead de Evelyn Waugh.
El último libro que me he leído y con el que me he aburrido bastante a pesar de estar escrito por un prosista impecable es Mañana en la batalla piensa en mí, de Javier Marías. Escribe de forma magistral pero la historia que narra me ha resultado demasiado densa o demasiado lenta, quizá.
Kb. Yo creo que está muy bien admitir estas cosas.
Sonia. Yo también lo creo. Recuerdo hace muchos años, que estaba viendo un programa en ETB2 donde estaban hablando del Ulises de Joyce y todos los expertos que estaban siendo entrevistados sólo tenían alabanzas para él hasta que salió un profesor, de no sé qué universidad, muy indignado diciendo que tenía la sensación de que nadie de los que habían hablado antes que él había leído el Ulises pero que no tenían valor para admitirlo y, en el caso de que lo hubieran leído, no tenían valor para decir que no les había gustado nada. Él dijo que ese libro era un rollo infumable. Yo no lo sé porque no me lo he leído pero me hizo pensar y plantearme cuánto borreguismo hay en la Literatura (y en la vida en general) y sólo porque unos cuantos digan que determinada cosa es buena no haya suficiente valor para decir lo contrario.
Kb. Eso es cierto. El gusto puede ser bueno o malo o regular pero cada uno tenemos el nuestro.


Cambiando de tema, ¿qué podrías decirme de Ediciones del 4 de agosto, proyecto del que formas parte?
Sonia. A mí me parece que estar dentro de este proyecto es un lujo. Me pareció un lujo que se formara algo así: una asociación sin ánimo de lucro que haga las cosas que 4 de agosto hace, que dinamite el panorama cultural local, que dé impulso a los libros, a la poesía y a los autores noveles. Puede haber quien piense que estoy pecando un poco de soberbia, pero sé que el tiempo acabará dando la razón a cosas como ésta. Con los años, se hablará de 4 de agosto y se hablará bien.
No sé si la gente se da cuenta de las horas que hay que meter, pero vosotros sabéis que se meten a gusto. Hay autores muy buenos y muy válidos que están publicando gracias a esta editorial. Hablo en primera persona de todo esto. No por buena o válida, que eso no debo decirlo yo, sino porque si un buen día yo no hubiera sacado el cuadernillo De tripas, corazón nada de lo demás habría sucedido o habría sido distinto.
Así que, como para mí fue tan importante, me encanta trabajar desde dentro en esto para que otros puedan tener la oportunidad que yo tuve.
Kb. Es como una ONG.
Sonia. La verdad es que puede parecerlo, cada uno que lo vea como quiera. Yo sólo sé que creo en esto y que me encanta estar aqui.
Kb (a Sonia) ¿Qué palabras les dirías a aquéllos que han decidido ser poetas y que comienzan ahora su carrera literaria?
Sonia. Que lean mucho, que escuchen mucho, que observen mucho y que no se molen (risas).
Kb (a Sonia) ¿Qué libros recomendarías leer?
Sonia. Estoy ahora mismo fascinada, porque lo terminé hace poco, con La insoportable levedad del ser de Milán Kundera. Recomendaría también cualquiera de García Márquez como Crónica de una muerte anunciada, Del amor y otros demonios, El amor en los tiempos del cólera... Me ha sorprendido mucho la historia que se cuenta en El infinito en la palma de la mano de Gioconda Belli. Ensayo sobre la ceguera o Todos los nombres de Saramago...No sé. Hay tantos y tantos libros buenísimos. Yo creo que lo más importante es leer, aunque sea libros malos, porque el hábito de leer hará que acabe cayendo en tus manos un buen libro. Además, de todo se aprende, aunque sea para decir yo así no quiero escribir.
Kb. ¿Por qué alguien debería leer tu último libro?
Sonia. Con que el lector sienta algo cuando lo lea yo ya me doy por satisfecha porque para mí el milagro de todo esto es comunicar. Que una situación muy concreta, muy puntual, muy personal que yo haya tenido en un determinado momento de mi vida haga que un ser humano, que no me conoce de nada, sienta no sé qué cosas, me parece alucinante.
Kb. Yo creo que nosotros somos un tamiz de nuestras propias lecturas y que en nuestros libros ofrecemos algo que pensamos que mejora eso o, al menos, que aporta algo distinto. ¿No crees que esa es razón suficiente para leer tu libro?
Sonia. Supongo que sí. Pero si se acerca alguien al libro y no sabe todo eso de mí debe fiarse, ¿no? Ese es el pacto. Y una vez que lo lea decidirá si se cumple todo eso que dices o no.
Kb. Retomando un poco lo que hablábamos antes, estoy pensando que hay mucha gente que se dedica a leer a los románticos franceses, por ejemplo, pero que no tiene ni idea de quién escribe en su ciudad o en su contexto más cercano.
Carmen. Puede que me vaya un poco del tema pero quería comentaros algo. Si habéis releído los primeros libros que os leísteis ¿no tenéis la sensación de que no os enterasteis de nada?
Sonia. Muchísimos
Kb. Sí, claro. Pero no sólo libros: discos, películas...
Carmen. Además son cosas que tú has llegado a pensar que te han influido.
Kb. Eso es una impostura en sí. Por eso la impostura, que a veces nos parece tan mala, la impostura por inconsciencia, no lo es tanto.
Sonia. Yo sólo te puedo decir que quizás no sea plenamente consciente de lo que hago ahora pero sí de lo que hacía hace diez años por eso soy capaz de superar barreras o límites que tenía cuando era más joven. Probablemente ahora tenga otros diferentes de los que seré consciente dentro de un tiempo e intentaré eliminarlos. Eso es crecer. Ese es mi objetivo.
Kb. Y va la última pregunta. ¿Con quién te tomarías una copa?
Sonia. Yo es que me tomo copas con cualquiera (risas).
Kb. Pero venga, di alguien de verdad.
Sonia. ¿Alguien de verdad? Para qué os voy a engañar a vosotros si ya me conocéis. Con Sabina, por supuesto.
Kb. A mí también me encantó cuando se le salió la teta en aquella actuación (risas).

lunes, 13 de octubre de 2008

Una copa con... Kimi-k

"No somos un grupo, somos hermanos"



Apellidos como Carmona o Montoya son ya parte de la historia del flamenco y de la fusión en nuestro país. La última hornada de estas grandes familias de músicos está a punto de sacar su segundo disco y vienen pisando muy, muy fuerte. Se llaman Kimi-k, tienen un directo poderosísimo y tres de ellos (faltaba el bajista, Juan Carmona) se han tomado una copa con nosotros.

Texto y fotos: Rosalía Sierra.

¿Qué es Kimi-k?

Antonio Montoya.-Es una fusión de nuestras raíces y nuestros gustos, de las cosas que investigamos y la música de la que venimos. La fusión de lo que somos y lo que buscamos ser.

Carlos Carmona.-Lo fundamos seis personas, y nos apadrinó Antonio Carmona, que fue el que tuvo la idea de ponernos este nombre porque veía que entre nosotros había mucha química. Desde que éramos muy pequeñitos hemos estado juntos, haciendo música. Kimi-k nació cuando teníamos 15 o 16 años.

Viniendo de las familias de las que venís es normal que uno se dedique a la música, ¿no?

Daniel Jiménez.-Sí, estamos educados para eso, lo hemos visto siempre, la fiesta, el cante, las palmas. Hacer música es algo natural para nosotros.

Carlos.-En los cumpleaños, en las fiestas, en las bodas, siempre había música. Y en casa había artistas, en cualquier momento, llegaban a las seis de la mañana y te despertaban con sus cantes.

Antonio.-Es algo innato, lo llevamos en la sangre y en algún momento brota.

¿Cuándo decidís que lo de dedicaros a la música va en serio, que es algo más?

Antonio.-Siempre nos lo hemos tomado en serio, aunque lo de pensar en grabar un disco vino después.

Carlos.-Empezó como un jueguecillo, pero un juego serio.

Antonio.-Ensayábamos mucho, buscábamos desde siempre dar el cien por cien y buscarle una vuelta de tuerca a lo que hacíamos. Cuando vimos que podíamos grabar un disco, nos lanzamos. Como decimos nosotros, nos apretamos los machos y fuimos a por ello con mucha ilusión, disfrutando de poder tener en el disco a Estrella Morente, a Antonio Carmona, a Juan Carmona en la producción… Y ya estamos pensando en el segundo.

¿Cómo será ese segundo disco?

Carlos.-Más compuesto por nosotros mismos, más personal, más definido. A nosotros nos gusta mucho escuchar todo tipo de música, y podemos coger esos estilos con frescura y darles una vuelta.

Daniel.-Estamos abiertos a trabajar con todo tipo de música, aunque llevemos un cajón y una guitarra hay de todo, funky, hip-hop…

Antonio.-Tenemos varios temas ya grabados, pero queremos hacer algo que de verdad nos convenza, que sea lo que queremos.


Viéndoos en directo se nota que disfrutáis con esto, y que realmente hay química entre vosotros.

Daniel.-Llevamos mucho tiempo divirtiéndonos y tocando juntos, en bares, en nuestras casas, donde sea.

Antonio.-Siempre estamos juntos, viajamos, ensayamos, hemos comido del mismo tenedor. No somos un grupo, somos hermanos. Una mirada en el escenario ya basta para entendernos.

Se os puede encuadrar dentro de lo que se ha dado en llamar flamenco fusión, pero eso ya se inventó hace mucho. ¿Qué aportáis vosotros?

Carlos.-Por un lado, música étnica: somos salvajes, espontáneos, algo que se ha perdido. Muchos grupos fusionan pero han perdido la frescura. Eran salvajes en el año 90, ya no.

Antonio.-Yo lo llamaría flamenco fresco, más bien. La fusión ya está hecha, es algo que desde los 70 hacía Camarón. Algo nuevo es imposible hacerlo, lo que podemos es dar un punto de vista fresco y un sentimiento distinto.

¿Y qué opinan los puristas del flamenco de esto?

Daniel.-Nos pondrán verdes, seguro (risas).

Antonio.-Alguno, no todos. Pepe Habichuela es muy purista y con nosotros goza.

Daniel.-Nosotros, con Kimi-k hacemos nuestra música más personal, más personalizada, pero también nos gusta el flamenco puro, y por separado lo tocamos con otros artistas.
¿Dónde queréis llegar?

Antonio.-Queremos investigar, sin ponernos límites. Sabemos de dónde partimos, qué ideas tenemos y lo que hemos aprendido, y ahora eso hay que entregarlo y tirar para adelante sin ponernos un listón.

Daniel.-Somos muy jóvenes y tenemos mucho por hacer.

¿Cuáles son vuestras principales influencias?
Antonio.-De todo, de Camarón a Michael Jackson o Jimmy Hendrix, Ray Charles, Stevie Wonder, Aretha Franklin, Prince, Jamiroquai, José Alberto el Canario, la música disco, la música clásica, el funky… Y todo llevándolo a nuestro campo, claro.

Daniel.-Eso sí, no queremos perder las raíces.

Carlos.-Siempre nos queda algo ahí de fondo, de lo que somos.

Daniel.-Nos sale por fuerza, aunque no queramos.

Antonio.-Hay veces que escuchamos algo que no tiene nada que ver con el flamenco, por ejemplo a Jamiroquai o hasta a Beyoncé, y nos suena muy flamenco.

¿Con quién os gustaría compartir un escenario?

Daniel.-Uf, qué difícil…

Antonio.-Si te digo la verdad, a mí me gustaría con Sting. Es un artista que admiro al mil por mil.

Carlos.-A mí, con Antonio Vega.

Daniel.-A mí me gustaría tocar con Marcos Vidal, es un gran músico aunque no es muy conocido.
Y para terminar, ¿con quién os tomaríais una copa?

Antonio.-Te respondo con otra pregunta: ¿con quién no nos gustaría tomar una copa? (risas). Nos encanta estar con la gente, disfrutar y aprender.