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domingo, 23 de noviembre de 2008

Una copa con... Tequila

"Teníamos la escuela del rock argentino, pero lo que nos fue bien aquí en aquel momento, en Argentina probablemente no hubiera ido tan bien"



Entrevista: Marta Pérez y Rosalía Sierra

Fotos de la entrevista: Olga Celma

Fotos del concierto: Marta Pérez



Lo primero que os vamos a preguntar ya os lo han preguntado tantas veces que debéis estar hartos... ¿Por qué os volvéis a juntar?
-Alejo Stivel: No, primero deberíamos contestara por qué nos separamos.
-Ariel Rot: No, con eso termina la entrevista (risas).
-Alejo: Yo creo que básicamente fue por las ganas de juntarnos, de divertirnos y de ver si todavía había química.
-Ariel: Hay motivaciones comunes y personales, por ejemplo Alejo estuvo veinticinco años sin salir a tocar y me imagino que ganas de subirse a un escenario siempre quedan. Yo tenía ganas de volver a tocar este repertorio, volver a ejercitar el rol de guitarrista, sabía que iba a ser divertido y también productivo para volver a retomar el contacto con el instrumento.




Y ¿qué sentiste al volver a subir al escenario, Alejo?
-Alejo: A un kilo de sensaciones por año, multiplicado por 25 años... son muchas sensaciones: nerviosismo, pánico por momentos, excitación y alegría. Es una mezcla inmensa y difícil de explicar.

¿Cómo hicisteis la selección del repertorio?
-Ariel: Los conciertos que hacíamos con Tequila eran muy cortos y no tocábamos tantos temas como ahora, así que retomamos prácticamente todos los que solíamos tocar. Y el resto, pues muy sencillo: son cuatro discos, con once temas por disco más o menos, o sea, cuarenta y cuatro canciones para elegir. Las escuchamos y fuimos apuntando cuales podrían funcionar y las que nos apetecía hacer, y fuimos trabajándolas en el local, haciendo la última criba. Intentamos también atrevernos con temas que no habíamos tocado en directo y que no eran rock 'n' roll trepidante, ya que Tequila solo tocaba rock en directo, eran conciertos muy cortos y enérgicos, cincuenta minutos de puro rock 'n' rol. Ahora hemos metido El barco, por ejemplo, alguna balada; lo hemos adaptado un poco más a los tiempos.

¿Y cómo os planteáis defender unas canciones compuestas por unos chicos de dieciséis años?



-Alejo: Seguimos teniendo dieciséis años (risas).
-Ariel: Son buenos rocks, son muy redondos y muy bien hechos. Con la edad se les puede sacar incluso más partido, más chicha, y ponerles más música de la que le poníamos hace veinticinco años; son canciones muy agradecidas de tocar. Seguimos tocando canciones de gente que también tenia dieciséis años cuando las compuso, como temas de los Stones, de Chuck Berry, de Eddie Cochran, eran tipos jóvenes que hicieron temas que siguen siendo clásicos que apetecen tocar si te gusta el rock.
-Alejo: Los Beatles tienen toda una primera época con una temática muy simple, muy juvenil y uno la canta y no piensa en las letras, porque ya están como impregnadas en el aire, no pertenecen a nadie y son casi una convención literaria.
-Ariel: Es un repertorio más para vivir el directo, la tocata, la energía, y no para estar concentrado en lo que estás diciendo. Es otro tipo de enfoque en la interpretación.

¿En qué os basasteis para elegir al resto de la banda?



-Alejo: Con el bajista [Mac Hernández] nos fijamos más que nada en el look, no nos importaba cómo tocara (risas).
-Ariel: Candy Caramelo se lo puso muy complicado... (risas). En serio, buscábamos una banda que fuera creíble, era lo más importante en este regreso, que no se acercara al patetismo. Entonces buscábamos músicos que conocían el lenguaje, que conocían a Tequila y que siempre hubieran tocado rock. Bueno, aunque Daniel Griffin [batería] se dedica a la canción infantil, hace discos para niños buenísimos, rock para niños, o sea que lo de Tequila es muy adulto para él (risas).
-Alejo: En cierto modo, buscábamos también gente que tenía una cierta cercanía con nosotros y que no fueran músicos mercenarios.

Antes comentabais que buscabais volveros a juntar para ver si había esa química, supongo que la sigue habiendo y que habéis logrado que también la haya con los nuevos integrantes de la banda...
-Alejo: Sí, perfectamente, la verdad es que a veces decimos que es como si fueran miembros fundadores, nos sentimos totalmente cómodos con ellos y ellos con nosotros.

Y ¿cómo notáis al público?
-Alejo: Fantástico, la verdad es que sí, notamos que se lo pasan bien y que hay mucha conexión.

Hay gente de todas las edades, ¿no?
Alejo: Sí hay gente mucho más joven de lo que pensábamos y algunos más viejos.

Hemos visto fuera a un padre que iba con su hija de ocho años, y unos chicos de la radio le pidieron a niña que dijera unas palabras y ha dicho "¡Viva Tequila!".
-Ariel: ¿Ah sí? Es genial, ¿no? En cierto modo nosotros también compartíamos con nuestros padres algo así, con determinados artistas que no eran precisamente rockeros, y la verdad es una práctica muy saludable que la familia vaya junta a los conciertos.

Empezásteis la gira con diez conciertos programados y ahora habéis duplicado la cantidad…
-Ariel: Si, y serán más. De momento tenemos bolos hasta 2009, imagínate.

Antes de disolver el grupo habíais grabado una maqueta con temas para un nuevo disco. ¿Qué ha sido de esas canciones?
-Ariel: Algunas se editaron en una especie de recopilación hace unos años y otras quedan por ahí. -Alejo: Ariel editó alguna.
-Ariel: Sí, utilicé alguna letra en algún disco mío. La verdad es que no era un material especialmente tequilero, por eso creo que finalmente nunca salió, porque era un momento, en que, en cierto modo, la parte creativa del grupo ya estaba muy disgregada, era poco homogéneo. Hasta entonces, los discos de Tequila habían sido temáticos, casi conceptuales.

¿Cómo fue la disolución del grupo? ¿Se planteó o fue imprevista?
-Ariel: Yo creo que estábamos pasando un momento de poca actividad, había mucho desgaste y mucha indiferencia, y para un grupo como Tequila la indiferencia era una situación muy dura, casi letal; habíamos sido el centro de todas las miradas y de repente percibimos por primera vez y de muy chicos lo que era la indiferencia del mundo, como dice el tango.

¿Cómo se formó el grupo?
-Ariel: Éramos un dúo, Alejo y yo componíamos juntos como una parte más de nuestros juegos infantiles, cuando nos aburríamos de jugar a fútbol componíamos, y de hecho algunas canciones de esas salieron en el primer disco.
-Alejo: Por ejemplo, Necesito un trago, que dice estoy aquí en Madrid muy aburrido, inicialmente decía estoy en Buenos Aires muy aburrido y se adaptó. La verdad es que uno se puede aburrir perfectamente en cualquier ciudad (risas).
-Ariel: Cuando nuestras familias decidieron venir pensamos que iba a ser fácil encontrar una banda aquí, y no sé por qué lo pensábamos, cuando realmente era muy difícil encontrar músicos.
-Alejo: Teníamos la suficiente inconsciencia como para creer que íbamos a llegar a España e íbamos a arrasar, a ser muy conocidos y triunfar.



Y así fue... ¿No?
-Alejo: Sí, pero justo coincidió que llegamos a un sitio que estaba necesitando eso que nosotros teníamos, pero podía no haber sido así.
-Ariel: Y después tuvimos la suerte de que había pocos músicos de rock, pero los que había, no tenían especialmente la estética y el gusto de Tequila, era otro tipo de rock. Encontramos a Felipe y a Julián, que todavía estaban un poco perdidos buscando y también eran muy jóvenes e inmediatamente asimilaron y se contagiaron de ese espíritu y de ese proyecto.

Vosotros vinísteis a España con vuestras familias, huyendo de la dictadura argentina...
-Alejo: Sí, nosotros éramos muy chicos pero pertenecíamos a familias que estaban perseguidas por la dictadura.


¿Y cómo fue la llegada a España, qué sentisteis?
-Ariel: Lo primero fue la sensación de libertad, de poder salir a la calle sin miedo, ver pasar a la policía y no empezar a temblar, no sentirte perseguido a cada instante que pisabas la calle, incluso también en tu casa. Y luego la suerte de enganchar justo ese momento tan especial y tan espectacular que fue el gran cambio, fue una maravilla, no sólo éramos espectadores sino que participamos y fuimos protagonistas, era algo impensable. Yo creo que fue un momento histórico bestial vivir eso en un país.

Musicalmente también era algo diferente, porque el rock argentino en los años 70 no tenía nada que ver con la música que se estaba haciendo aquí.
-Ariel: Sí, el rock argentino tiene como otra historia totalmente distinta, que aquí quizá si no hubiese existido el franquismo podría haber pasado también. Argentina no estaba cercada por una situación política, pero estaba en el culo del mundo y estamos hablando de una época en la que conseguir discos e información era muy difícil; eso ayudó a que en Argentina haya una voz muy propia, muy personal y, al mismo tiempo, yo creo que como el argentino es muy viajero la gente iba trayendo música como tesoros, de Brasil, de Los Ángeles, Nueva York, y se fue generando todo eso. El rock nacional argentino es un movimiento, que ya en el año 67 o 68 era sólido: nosotros vinimos en el 76, por lo que ya estaba en una fase muy avanzada, había dejado de ser un rock inocente y juvenil y se había convertido en algo muy poético, muy lírico, muy intrincado, muy progresivo. Cuando nosotros nos vinimos a España a mediados de los 70 teníamos la necesidad de volver a lo básico.

-Alejo: Es curioso, porque teníamos esa influencia y esa escuela del rock argentino, pero lo que hacíamos no era exactamente lo que se hacía en Argentina, desarrollamos un poco para otro lado esa base y lo que nos fue bien aquí en ese momento, en Argentina probablemente no hubiera ido tan bien.
-Ariel: Era como un subgénero ese rock tan básico, el rock cuadrado se llamaba, y estaba un pelín desprestigiado en esa época. En Argentina tardó mucho en llegar punk, a mediados de los 80, y empezó a cambiar e incorporar el humor y la desfachatez. Antes era todo muy serio, muy trabajado y complejo, con maestros que lo han hecho muy bien. Charly García con La máquina de hacer pájaros, Spinetta con Invisible o Pescado Rabioso era una pasada, pero un desafío demasiado grande para empezar, tener eso ahí arriba pesaba, y creo que venir aquí nos permitió tener una especie de liberación.

¿Con qué músicos os gustaría compartir escenario?
-Ariel: ¿Del panorama nacional?

O internacional, da igual...

-Ariel: Pues con Otis Reading, por ejemplo. No estaría mal ¿no? Estamos trabajando en ello (risas).

Y para terminar... ¿Con quién os tomaríais una copa?
-Ariel: Lo que pasa es que la mayoría son exalcohólicos (risas).
-Alejo: Bueno también puede ser una copa de leche.
-Ariel: Pues con Tom Waits o Lou Reed, que ya no beben.
-Alejo: Yo me tomaría una copa con Obama.
-Ariel: Sí, escuchando jazz.
-Alejo: No, mejor hip hop (risas).



Gracias por prestarnos un ratito de vuestro momento de relax antes de un concierto, que vaya muy bien.
-Ariel y Alejo: Gracias a vosotros.

lunes, 7 de julio de 2008

Una copa con... Marcelo Champanier

"Me encantaría llegar a los sesenta años con un repertorio de ochocientas canciones y estar permanentemente haciendo giras y componiendo, sin la necesidad de parar de tocar para poder componer"

Entrevista: Marta Pérez y Rosalía Sierra
Fotos: Rosalía Sierra



- Empezaste desde muy pequeño a estudiar música. ¿Ya tenías tan claro que querías ser músico?
No, lo que pasa es que había un piano en mi casa, porque mi padre era pianista de jazz y cada noche, cuando volvía de trabajar se ponía a tocar, y yo de muy pequeño sacaba todas las melodías que escuchaba sólo con la mano derecha. Entonces mi padre pensó que tenía condiciones y a los ocho años me puse a estudiar piano y solfeo, que a mí no me gustaba porque era mucha teoría. A los doce años me buscó otra profesora que me enseñaba a tocar las canciones que yo quería y me hacía dictados musicales, ella tocaba el piano y yo tenía que plasmar en una partitura lo que ella tocaba y me gustaba bastante más. También estaba en el coro del colegio y cuando había algún acto y cantaban los niños más pequeños, como desafinaban, nos venían a buscar a los que cantábamos mejor para que nos pusiéramos debajo del escenario y así se escuchase más o menos bien. A mí me encantaba porque nos sacaban de las clases de matemáticas para que fuésemos a ensayar (risas).
Y así empecé: con 17 años, me llamaron de un grupo para que fuera de teclista y cantante, se llamaba Impasse.

- Después estuviste en otro grupo que se llamaba Perros de Burdel
Sí, ahí formé mi banda, porque ya no sólo era teclista y cantante, también escribía todos los temas y era guitarrista.
Eso fue hasta el 1998, en el 2000 me fui a Perú para hacer una gira en Lima y monté una banda con músicos de rock de Perú muy buenos y allí estuve seis meses. Después me vine a España.

- ¿Y qué viniste a buscar a España?
Cuando estaba en Perú quería grabar unos temas, hacer un disco en solitario, ya no como Perros de burdel sino como Marcelo Champanier, y era muy difícil porque las condiciones técnicas eran muy rudimentarias, no había estudios buenos.
Cuando vine a España me puse a tocar en el metro, no conocía a nadie, fue un choque muy fuerte pero mereció la pena.

- Viniste con la idea de grabar un disco y tardaste cuatro años...
Bueno exactamente cuatro años en grabar el disco no, sino en conocer una discográfica que lo quisiera sacar. Yo ya venía con un disco distinto a El club del aguante, que es el primero que saqué. Era uno que estuve componiendo en Perú, pero bueno, hasta el momento que lo pude sacar hice más temas y me sentía más identificado con otras canciones, luego lo grabé en un estudio y lo que hice fue mezclar las pistas más dignamente. Lo hice con la Fundación de Autor.
Siempre he pensado que para hacer un segundo disco, tiene que haber un primero, así que estoy contento de haberlo sacado. Tocamos bastante con ese disco, incluso fuimos a Miami, abrimos el festival Rock in Miami, donde tocaban grupos de rock de toda Latinoamérica: Rata blanca, La renga, Enanitos verdes, etc... Yo era de los artistas menos conocidos, pero ponía en los carteles: Desde España Marcelo Champanier y cuando lo vi me hizo muchísima ilusión, porque para una cosa buena que dicen, que sea verdad (risas).

- Volviendo a cuando empezaste a estudiar música, ¿en qué momento decides que te quieres dedicar a esto?
Cuando monté la banda Perros de burdel. Tenía dieciocho años, teníamos pocos temas y hacíamos también versiones de los Stones, lo típico que haces con esa edad.

- Háblanos de tu nuevo trabajo, Buenas intenciones.
Está grabado hace un año y medio. Me decían de esperar, pero yo quería que saliera ya y afortunadamente tengo un amigo que es productor ejecutivo y puso el dinero para la grabación. Le propuse que Tito Dávila produjera el disco y le pareció bien; hablaron y se encargaron de todo.
El disco esta disponible para descarga gratuita (en formato mp3) con opción a donación (que cada uno pague lo que quiera por él) en mi web oficial: http://www.marcelochampanier.com/; también existe edición física para coleccionista, que se puede adquirir en los conciertos y en la misma web.
Con este sistema veo que se lo descarga mucha gente, no todos donan pero de los que se lo descargan muchos me piden luego que se lo envíe contra reembolso, y eso es bueno. Si lo hubiera hecho con un sello discográfico creo que nadie lo compraría sólo por curiosidad. Es una forma de promocionarme. Yo no quería que ese disco, que en su momento me brindó mucho placer grabarlo y componer y escribir esas canciones, se quedara guardado en un cajón, porque las discográficas prefieran sacar cualquier basura al mercado que tenga repercusión mediática.
Yo me quedé contento, con los músicos que grabé: Candi Avello, Jose Niño Bruno, Norman Hogue, Nico Nieto, Luca Frasca, Tito Dávila e incluso Ariel Rot que cuando escuchó la canción Los laureles me dijo que cuando grabáramos la canción en estudio quería ponerle unas guitarras, y así fue.


- ¿Qué ha cambiado del primer disco a éste?
Pues que todo el tiempo estoy estudiando, aprendiendo, también estoy haciendo clases de canto con Lidia García. Uno tiene que evolucionar y aprender cosas nuevas de modo que al comparar un disco y otro se sienta la diferencia. Aunque bueno, como pasó un tiempo desde que lo hice hasta que lo pude sacar ya tengo algunas nuevas canciones y estoy pensando en el siguiente disco, que espero sacar el año que viene.

- ¿Qué quieres aportar con Buenas intenciones?
Emoción, que con una canción del disco alguien se emocione, que se ría, llore, se tire un pedo, le siente mejor la copa; con eso ya me sentiría contento. Por lo pronto grabé el disco que quería, las cosas las dije como las quería decir y hablé de lo que quise hablar. Por ejemplo, Verte sonreír habla de muchas cosas de la realidad de hoy en día, hay una parte que dice: Visión de rayos x, misión de paz, paloma blanca con rama de olivo surcando el cielo de Bagdad, a lo lejos consigo imaginarte, un punto en el horizonte, una utopía más. Una antorcha consumiéndose deprisa para que alguien encuentre tu lugar.

- ¿Cuáles son tus influencias?
Rolling Stones
, Bob Dylan, por supuesto, que es el gran maestro para cualquiera que quiera hacer canciones del estilo que sea. Me gusta el jazz y un montón de cosas, Miles Davis también me gusta.

- ¿Con quién te gustaría compartir escenario?
Con Pereza, que ya lo voy a hacer el 13 de agosto en Jumilla (Murcia) y me hace mucha ilusión, porque los valoro mucho y me encanta lo que hacen. Así que es un deseo y una realidad. Luego, con Bob Dylan me gustaría hacer de telonero, abrir algún concierto, que para esta gira ya no, pero si existiera otra… También me gustaría con Amaral, que cuando abrieron el concierto de Bob Dylan, en Alcalá de Henares, Juan Aguirre tenía tendinitis y no podía tocar, así que Eva se fue al frente con la guitarra, ella sola, cantando y tocando la guitarra, tuvo mucho mérito. También me gustaría compartir escenario con Quique González y, por último, con Joaquín Sabina, porque es lo más Dylan que hay en español, mucho más que Calamaro y con diferencia, es bestial. Además es muy buen letrista.

- Comentabas antes que tienes ya canciones para el próximo disco, ¿hacia dónde quieres ir ahora?
Quiero seguir haciendo canciones de rock con guitarra, guitarras eléctricas y piano. Quiero seguir aprendiendo, hacer canciones, cada uno tiene su fórmula y para mí las armonías son fundamentales, las melodías son muy importantes pero las armonías son fundamentales. Yo creo que hay que ir adquiriendo oficio y personalidad musical, que cuando te escuchen no puedan compararte con otros artistas.

- ¿Dónde quieres llegar?
Me encantaría llegar a los sesenta años con un repertorio de ochocientas canciones y estar permanentemente haciendo giras y seguir componiendo, como hace Dylan, sin la necesidad de parar de hacer giras para poder componer, se han hecho grandes canciones en los hoteles. Me gustaría tocar en sitios donde no he actuado, en Barcelona, en Galicia. Son asignaturas pendientes que tengo, que poco a poco se irán cumpliendo. Lo importante es trabajar todos los días para que eso sea un hecho, como decía Perón: "Mejor que decir es hacer y mejor que hacer es realizar".



- Y para terminar, ¿con quién te tomarías una copa?
Con vosotras ahora mismo.

- Gracias Marcelo por esta charla, ¡¡salud!!
¡¡Salud!!





domingo, 15 de junio de 2008

Una copa con... Tito Dávila








"España es un país donde todo argentino se siente como en casa. Si hemos influido en su música no lo sé, pero ayudado seguro"














Entrevista: Marta Pérez y Rosalía Sierra.


Cómo y cuándo te diste cuenta de que querías dedicarte a la música?
- Ya desde niño.

¿Cómo fueron tus comienzos?
- Desde niño me sacaba de oído temas de los Beatles (y otros, claro) y así empecé, pero sin imaginar hasta muchos años después que me dedicaría profesionalmente a la música.

¿Qué influencias tienes?
- Beatles, Stones, Zeppelin, Genesis… todos de la vieja época, Y de Argentina, como Spinetta, claro, Charly, Nebbia, etc.

Dicen que el rock argentino de finales de los 70 y los 80 revolucionó la música en español, y Enanitos verdes fue uno de los grupos culpables de esta revolución. ¿Qué opinas al respecto?
- Más que revolución me parece que fuimos pioneros porque, a pesar de que México tomó la iniciativa en el rock en castellano, Argentina luego lo siguió haciendo en todas las etapas del rock anglosajón.
Y con Los Enanitos Verdes éramos ya músicos que habíamos crecido escuchando esas dos fuentes tanto en inglés como en castellano.

Cuando este movimiento musical empezó a pasar por horas bajas, muchos artistas argentinos recalaron en España. ¿Cómo crees que influyó vuestra llegada en la música española?
- Más que la música la que estaba en horas bajas era la Argentina y por supuesto que eso influye en todo y España es un país donde todo argentino se siente como en casa. Si hemos influido no lo sé, pero ayudado seguro.

Has acompañado como teclista a muchos de los grandes de este país, pero nunca has vuelto a involucrarte en un grupo de manera estable, ¿por qué?
- Tal vez porque el día a día me fue llevando y nunca aparecía el tiempo necesario, pero es algo que haré en algún momento ya que tengo varias cosas en el cajón.

Has colaborado con muchísimos artistas y de diferente manera. ¿Qué prefieres: tocar, componer o producir?
- La verdad es que amo las tres cosas porque dentro del pack que es la música son tres placeres distintos pero placeres al fin, y ya que se me dan los disfruto.

¿Hay algún artista con el que no hayas trabajado todavía y te gustaría hacerlo?
- Por supuesto que hay muchos, especialmente en el mundo anglosajón, por lo que sería bastante raro o especial que se diera.

¿Nos dirías con quién te has sentido más a gusto trabajando?
- La verdad es que he tenido la suerte de trabajar casi siempre dentro de un estilo musical bastante afín a mis gustos y casi siempre con amigos. Por ejemplo Miguel Ríos, Ariel Rot, Jorge Drexler y ahora con Andrés Calamaro que ¡nos conocemos de hace 20 años!




¿Con qué estilo de música te sientes más cómodo?
- Rock y pop en sus distintas variantes.

Supongo que durante tu carrera musical debes haber acumulado una gran cantidad de anécdotas… ¿Nos contarías alguna?
- En los ochenta era una época fuerte de mi grupo de aquel momento, Enanitos Verdes, y en el festival de Viña del Mar, ante 25.000 personas, sólo me distraía la coincidencia de tener en primera fila al gran George Martin, productor de los Beatles. Pudimos conocerle además de tocar para él.

Si te dieran a elegir, ¿con qué época musical te quedarías y por qué?
- Estoy entre los 60 y los 70 ya que ahí se inventó todo lo que nos ha marcado e influido.

¿Cómo ves la situación de la música actual? ¿Crees que está en crisis el panorama musical? ¿Por qué?
- Me sale esta respuesta: ufffff… Se entiende, ¿no?

¿Cómo te ves dentro de unos 6 ó 7 años?
- No lo sé… espero que vivo, que ya es bastante…

¿Has pensado alguna vez en grabar tu propio disco cómo solista?
- No, pero algo editaré algún día. ¡Ya está! Dentro de 6 o 7 años… (Risas)

Aparte de la música, ¿tienes algún hobby?
- Ninguno en especial.

¿Nos recomiendas algún libro interesante que hayas leído últimamente?
- Una sombra ya pronto serás, de Osvaldo Soriano.

Dinos algún concierto al que hayas asistido últimamente como público y que nos recomiendes.
- Vi a Police en Buenos Aires y me gustó.

Para terminar, ¿con quién te tomarías una copa?
- Con vosotras, después de todo lo que me habéis hecho pensar… (Risas)

Gracias por tu tiempo Tito, hasta pronto.