Después de haber publicado dos libros de relatos, “Vampiros, ángeles, viajeros y suicidas” y “Pequeños Objetivos”, Guillermo Ortiz (Madrid, 1977) se adentra en el género del “blook” (blog book) con “Cuando las cosas dejaron de tener sentido”.
Este escritor madrileño de 30 años viene colaborando habitualmente con prestigiosas revistas culturales como Neo 2, Notodo.com, Omni-bus o Almiar, tratando temas que van desde la música al cine, de la literatura al deporte.
Aparte, publica en la red dos blogs: uno literario (http://bretguille.blogspot.com/) y otro sobre baloncesto (http://www.eurobasketmadrid.es/)
Como relatista, además de publicar los dos libros antes mencionados ha participado en varias antologías, gracias a los diversos premios literarios que ha ido ganando en estos últimos años. En la actualidad, prepara “Gente rara”, un nuevo libro de relatos con el que espera consagrarse en el género.
Sus máximas influencias reconocidas son Ray Loriga, Bret Easton Ellis, Raymond Carver, John Cheever y Ernest Hemingway, cuyo estilo se reconoce en las páginas de todos sus libros. También profesa una cerrada admiración por Julio Cortázar.
Este escritor madrileño de 30 años viene colaborando habitualmente con prestigiosas revistas culturales como Neo 2, Notodo.com, Omni-bus o Almiar, tratando temas que van desde la música al cine, de la literatura al deporte.
Aparte, publica en la red dos blogs: uno literario (http://bretguille.blogspot.com/) y otro sobre baloncesto (http://www.eurobasketmadrid.es/)
Como relatista, además de publicar los dos libros antes mencionados ha participado en varias antologías, gracias a los diversos premios literarios que ha ido ganando en estos últimos años. En la actualidad, prepara “Gente rara”, un nuevo libro de relatos con el que espera consagrarse en el género.
Sus máximas influencias reconocidas son Ray Loriga, Bret Easton Ellis, Raymond Carver, John Cheever y Ernest Hemingway, cuyo estilo se reconoce en las páginas de todos sus libros. También profesa una cerrada admiración por Julio Cortázar.
Entrevista: Sonia San Román
Fotografías proporcionadas por el autor.
Sonia: Guillermo, por el primero que te quiero preguntar es por Bret Easton Ellis. Tu nick es “El chico que quería ser Bret Easton Ellis”, en el libro hay persecuciones tras él... ¿Cuánto hay de Bret Easton Ellis en Guillermo Ortiz?
Guillermo: Durante algunos de los meses recogidos en el libro, me pareció estar viviendo en un libro suyo. Me gusta su facilidad para pintar la decadencia con pequeños brochazos, esos universos paralelos, llenos de música, de drogas, de irrealidad... y de un vacío tremendo a la vez. Cierto nihilismo pero con un punto moralista.
El nick era una especie de declaración de intenciones: aquí va a pasar algo. Yo, como escritor, no tengo nada que ver con Bret Easton Ellis. O muy poco. Me quedo con la decadencia y paso de las modelos y las marcas de ropa. Él se mueve en un mundo muy elitista, yo no. A los dos nos encanta la estética, en cualquier caso, una estética muy parecida, y ambos tenemos algo de fisgones.
Sonia: Y hablando de nicks me gustaría hablar de tu nuevo libro “Cuando las cosas dejaron de tener sentido”.
Me ha parecido algo muy innovador encontrarme, no con una novela al uso, sino con un blook (o un blog impreso) ¿Qué te ha decidido a llevar a imprenta una bitácora electrónica?
Guillermo: Me pareció divertido, eso lo primero. Divertido de escribir y de leer. Quiero decir, me lo pasé pipa escribiendo y viviendo todo eso: los bares, las chicas, la inseguridad de los 30 años... y a la vez el irse abriendo camino por un mundo profesional excitante: entrevistas con músicos, conciertos, campeones del mundo de baloncesto... Todo era mágico y se merecía un libro. Creo que es fácil compartir ese entusiasmo como lector, a mí me encantaría leer algo tan entusiasmante, al menos.
Sonia: ¿Crees que el fenómeno blog puede verse ya como un género literario o, simplemente, que se trata de algo pasajero, fruto de una moda, que acabará desbancado inevitablemente por nuevas formas de contar?
Guillermo: Sí, creo que el blog es una moda, pero una moda que está pasando. Cuando algo está de moda quiere decir que ya ha decaído de alguna manera, cuando algo se pasa de moda... imagínate. En eso, siempre me acuerdo del fenómeno “grunge”. ¿Cuándo empezaron los medios a hablar de ello? Cuando Nirvana ya había sacado “Nevermind” y todos los mejores grupos habían dado lo mejor de sí.
Incluso, Hollywood sacó esa cosa llamada “Singles” sobre la Generación X cuando la Generación X ya no existía. Está la realidad y están los medios de difusión y estos van muy por detrás, así que sería normal que ahora que todo el mundo se ha pasado del blog al MySpace o al Flixster o al Fotolog o al Flickr, que vienen a ser todos diarios públicos, con mayor o menor contenido visual, pues las editoriales decidan publicar blogs como locos.
Sonia: Leyendo tu libro he podido observar en ti muchos mitos modernos y mucha música (Sabina, Rosenvinge, Santiago Auserón, Kurt Cobain) pero, sobre todo, cierta obsesión por el paso del tiempo, por el hecho de estar a punto de tener treinta años y de ser hijo de un tiempo, de una generación determinada. En algunos momentos dudo de si ese paso del tiempo lo ves con cierta nostalgia o quizás como algo que te reafirma en una madurez que antes no tenías. ¿Podrías explicármelo?
Guillermo: Son esas cosas que suceden y que siempre dices: “No me va a pasar”. Como cuando mi padre sólo escuchaba canciones de los 70 y yo no lo entendía, con toda la buena música que se hizo en España en los 80 y en el resto del mundo en los 90. Él no conocía a ninguno de los grupos que me gustaban y tenía, no sé, 35-40 años. Nos sacamos muy poca diferencia.
El caso es que llega una edad en la que te das cuenta de que tus amigos más jóvenes sólo hablan de Bloc Party, Arcade Fire, The Killers, Arctic Monkeys, Kaiser Chiefs... y sí, tú lo intentas, para no quedar mal, y porque merecen la pena, pero ¿con qué canciones acabas bailando? Con las de Blur, las de Elastica, las de Nirvana, las de Radio Futura... Tu vida son recuerdos de una canción de Joaquín Sabina –“Tirso de Molina, Sol, Gran Vía, Tribunal...”.
Yo creo que nostalgia es la palabra adecuada. Te encuentras muy asentado en el mundo, pero a la vez te das cuenta de que el mundo se ha desintonizado un poco, que las cosas que estaban antes en un sitio ya no están ahí. Las cosas viejas y las cosas nuevas. El libro abunda mucho sobre eso: el cambio y el perder el miedo al cambio. Supongo que esa es la madurez. Pero no dejo de sentir que juego un poco fuera de casa, aunque celebre igual los goles.
Guillermo: Durante algunos de los meses recogidos en el libro, me pareció estar viviendo en un libro suyo. Me gusta su facilidad para pintar la decadencia con pequeños brochazos, esos universos paralelos, llenos de música, de drogas, de irrealidad... y de un vacío tremendo a la vez. Cierto nihilismo pero con un punto moralista.
El nick era una especie de declaración de intenciones: aquí va a pasar algo. Yo, como escritor, no tengo nada que ver con Bret Easton Ellis. O muy poco. Me quedo con la decadencia y paso de las modelos y las marcas de ropa. Él se mueve en un mundo muy elitista, yo no. A los dos nos encanta la estética, en cualquier caso, una estética muy parecida, y ambos tenemos algo de fisgones.
Sonia: Y hablando de nicks me gustaría hablar de tu nuevo libro “Cuando las cosas dejaron de tener sentido”.
Me ha parecido algo muy innovador encontrarme, no con una novela al uso, sino con un blook (o un blog impreso) ¿Qué te ha decidido a llevar a imprenta una bitácora electrónica?
Guillermo: Me pareció divertido, eso lo primero. Divertido de escribir y de leer. Quiero decir, me lo pasé pipa escribiendo y viviendo todo eso: los bares, las chicas, la inseguridad de los 30 años... y a la vez el irse abriendo camino por un mundo profesional excitante: entrevistas con músicos, conciertos, campeones del mundo de baloncesto... Todo era mágico y se merecía un libro. Creo que es fácil compartir ese entusiasmo como lector, a mí me encantaría leer algo tan entusiasmante, al menos.
Sonia: ¿Crees que el fenómeno blog puede verse ya como un género literario o, simplemente, que se trata de algo pasajero, fruto de una moda, que acabará desbancado inevitablemente por nuevas formas de contar?
Guillermo: Sí, creo que el blog es una moda, pero una moda que está pasando. Cuando algo está de moda quiere decir que ya ha decaído de alguna manera, cuando algo se pasa de moda... imagínate. En eso, siempre me acuerdo del fenómeno “grunge”. ¿Cuándo empezaron los medios a hablar de ello? Cuando Nirvana ya había sacado “Nevermind” y todos los mejores grupos habían dado lo mejor de sí.
Incluso, Hollywood sacó esa cosa llamada “Singles” sobre la Generación X cuando la Generación X ya no existía. Está la realidad y están los medios de difusión y estos van muy por detrás, así que sería normal que ahora que todo el mundo se ha pasado del blog al MySpace o al Flixster o al Fotolog o al Flickr, que vienen a ser todos diarios públicos, con mayor o menor contenido visual, pues las editoriales decidan publicar blogs como locos.
Sonia: Leyendo tu libro he podido observar en ti muchos mitos modernos y mucha música (Sabina, Rosenvinge, Santiago Auserón, Kurt Cobain) pero, sobre todo, cierta obsesión por el paso del tiempo, por el hecho de estar a punto de tener treinta años y de ser hijo de un tiempo, de una generación determinada. En algunos momentos dudo de si ese paso del tiempo lo ves con cierta nostalgia o quizás como algo que te reafirma en una madurez que antes no tenías. ¿Podrías explicármelo?
Guillermo: Son esas cosas que suceden y que siempre dices: “No me va a pasar”. Como cuando mi padre sólo escuchaba canciones de los 70 y yo no lo entendía, con toda la buena música que se hizo en España en los 80 y en el resto del mundo en los 90. Él no conocía a ninguno de los grupos que me gustaban y tenía, no sé, 35-40 años. Nos sacamos muy poca diferencia.
El caso es que llega una edad en la que te das cuenta de que tus amigos más jóvenes sólo hablan de Bloc Party, Arcade Fire, The Killers, Arctic Monkeys, Kaiser Chiefs... y sí, tú lo intentas, para no quedar mal, y porque merecen la pena, pero ¿con qué canciones acabas bailando? Con las de Blur, las de Elastica, las de Nirvana, las de Radio Futura... Tu vida son recuerdos de una canción de Joaquín Sabina –“Tirso de Molina, Sol, Gran Vía, Tribunal...”.
Yo creo que nostalgia es la palabra adecuada. Te encuentras muy asentado en el mundo, pero a la vez te das cuenta de que el mundo se ha desintonizado un poco, que las cosas que estaban antes en un sitio ya no están ahí. Las cosas viejas y las cosas nuevas. El libro abunda mucho sobre eso: el cambio y el perder el miedo al cambio. Supongo que esa es la madurez. Pero no dejo de sentir que juego un poco fuera de casa, aunque celebre igual los goles.
Sonia: Y ahora, en el más puro estilo Aquí hay tomate, ¿te puedo preguntar por tu vida privada?
Guillermo: Jajaja... Bueno, si es en el estilo Aquí hay tomate, con voz sugerente e imágenes mías borracho, no tengo nada que objetar...
Sonia: Jajaja...Bien, pues tú lo has querido. Allá voy: ¿Cómo ha influido en tu vocación literaria y artística ser hijo y sobrino de Gloria Varona y de Pancho Varona respectivamente? Te preguntaba antes que cuánto hay de Bret Easton Ellis en Guillermo Ortiz y te pregunto ahora, ¿cuánto hay de Pancho y cuánto hay de Gloria en el Guillermo escritor?
Guillermo: No lo sé. Supongo que hay cierta fascinación por el mundo de la creación, o al menos el mundo de la creación ha estado ahí desde pequeño. Pero luego me desvinculé por completo. No creo que mucha gente sepa que Pancho Varona tiene un sobrino escritor, no voy por las fiestas anunciándolo. Mi tío está ahí y me abre muchos caminos para muchas cosas, pero tampoco me gusta ir metiendo el pie en todas las puertas. Detesto molestar.
Mi madre ha sido una gran influencia, pero lo habría sido aunque no hubiera compuesto una línea de una canción. El recuerdo que tengo de niño son estanterías llenas de libros, desde el techo hasta el suelo. En el salón, en el dormitorio...
Es más una influencia adquirida que genética: por ejemplo, yo nunca conseguí aprender a tocar la guitarra ni el piano y compongo letras horrorosas... pero sí, la voluntad y el valor supongo que están ahí. Mi abuela estaba muy orgullosa de todos.
Sonia: Cuando piensas en que el libro ya está en la calle, que ya es un objeto y no la página de un blog suspendida en el ciberespacio, supongo que soñarás con un lector que lo sostiene entre sus manos y se sumerge en tus historias. ¿Cómo es ese tipo? ¿Cómo es el lector que a ti te gustaría que te leyera?
Guillermo: Esta es una pregunta muy buena y requiere un entrevistado muy listo, mucho más listo que yo. No sé qué decirte, la verdad... Me gustaría que me leyera un tipo que estuviera pasando por lo mismo que pasaba yo cuando lo escribí, que se encontrara un poco arrinconado en su vida normal y necesitara explotar. Alguien que leyera el libro y dijera: “Sí, se puede” y saliera ahí a intentarlo. A intentar lo que fuera, sin medir las consecuencias.
Atreverse.
Me encantaría que el libro sirviera para que alguien que es infeliz dejara de serlo, por muy cursi que sé que suena esto. Pero puede pasar y merece mucho la pena. Para todos.
Sonia: ¿Y qué tipo de lector eres tú?
Guillermo: Escribo como vivo: de manera impulsiva y fragmentada. Y leo como escribo, compulsivamente. Todo lo que me cae en las manos. Me desesperan los adjetivos, lo demás lo llevo muy bien. Ahora mismo estoy leyendo un “best seller” de un chico que cumple 30 años –yo los cumplí hace seis meses- y me está encantando.
Leer es un placer enorme, un alivio, diría. Como rascarse después de una noche de mosquitos.
Sonia: ¿Cómo ves el panorama editorial para los escritores de nuestra generación?
Guillermo: Yo he autopublicado dos veces y en esta tercera me publica una pequeña editorial de Madrid. He sido rechazado por varias editoriales grandes, siempre bajo la excusa de que los relatos –o los blogs, como en este caso- no venden. Lo que venden son las novelas. Creo que si no eres novelista o un poeta excelso no vas a tener oportunidades, eso de entrada.
Por otro lado, creo que el talento se abre camino y que si, cuando escriba por fin una novela, también me la rechazan en todos lados, será difícil buscar excusas. En toda generación, en todo momento, lo normal es que los grandes escritores acaben publicando, normalmente junto a bastantes malos escritores. Si no hay caminos, hay que buscarlos, como sea, pero sobre todo con valor y con mucha tenacidad.
Sonia: ¿Con quién te tomarías una copa?
Guillermo: Dediqué el libro a Jaime y a Fede, y me tomaría mil copas con ellos, pero me temo que esos nombres no le dicen nada a nadie, quizás algo a ti, que has leído el libro. Déjame que me tome un par de copas: una con Lichis, de la Cabra Mecánica, el mejor letrista de la última década, y otra con La Mala Rodríguez, siempre me ha fascinado esa chica.
6 comentarios:
Sonia,muy bonita entrevista,me sirvio para conocer aun mas al sobrino de Pancho,a ver si cuando viajo a Madrid compro su libro,,,
Un abrazo grande desde Buenos Aires
que buena interviu no? os conozco desde hace tiempo, antes a guille que a sonia y me mola que os hayais juntado en una entrevista. bueno, os conozco de manera virtual pero os conozco. ahora voy a soltar 3 cosas:
1ºcosa- a mi tb me fascina la mala.
2ºcosa- donde este la rosenvige que se quite la mala. creo que cristina es uno de mis amores platonicos.
3ºcosa- sonia, te voy a robar el "ya vestruz" y lo voy a hacer mio. intentare meterlo en las conversaciones siempre que pueda.
Yo me he leído el libro y la verdad es que me ha encantado. Guille es un crápula! lo que yo quiero ser de mayor! he escrito también algo en www.alcaerelsolradio.blogspot.com
Abrazos compañeros!
Y otra entrevista cojonuda!
Me ha encantado enterita:
-La foto de la chica del libro
-El pollo muerto por atropello ese q habeis puesto.
-Las preguntas
-Las respuestas
Hasta se me ha hecho corta y todo
A ver si me lo pillo el libro q tiene buena pinta.
¿Crápula, yo? Tipití, tipití... No, hombre no... Tu-tu-tu-tu-tu....
Gracias por la entrevista, Sonia!
Lamento discrepar sobre la nostalgia. La distancia que marca el tiempo me dice que no es nostalgia lo que nos impide cambiar, ya que no "acabo bailando" con las canciones que menciona el hombrequequeríaserBretEastonEllis y sí con todos los magníficos grupos actuales que cuentan sus amigos más jóvenes y muchos más. Acabas perdiendo la nostalgia por los grupos o los mitos de tu adolescencia/juventud y disfrutas de las cosas que merecen la pena, sean del momento que sean.
Por ejemplo: The Shins y su disco Wincing The Night Away de 2006 que escucho ahora. Son unos chavales magníficos.
Llega un momento en que te das cuenta de que el mundo no se ha desintonizado, sino que tus roles, tus defensas y tus corralitos no te dejan disfrutar de la vida como la recuerdas. Es muy difícil quitarse ataduras y apurar cada segundo del día y, además, ser consciente de ello.
Y más difícil todavía es que tu vida deje de ser recuerdos y vuelva a ser el momento en que estoy escribiendo esto.
No creo que me haya podido explicar lo que pretendía, pero enhorabuena por la magnífica entrevista y, sin duda, leeré el blook “Cuando las cosas dejaron de tener sentido”.
Me recomendó Myriam este sitio por la música y me he enganchado por la literatura.
Agur, Ignacio
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