"Lo que antes ha de hacer un artista comprometido es comprometerse, en la calle, en las organizaciones. Sólo si ese compromiso se da, podremos esperarlo también en su faceta creativa y artística".
Enrique Falcón es uno de los poetas más importantes de la Poesía de la conciencia y una de las voces más coherentes, combativas y necesarias de nuestro panorama literario actual.
Entrevista: Sonia San Román
Fotografías proporcionadas por Enrique Falcón
A diferencia de otros autores de temática social tus poemas se alejan en muchas ocasiones de la sencillez estructural o del coloquialismo lingüístico. ¿Quiere esto decir que para ti el poema es mucho más que un arma política? ¿Piensas que un artista comprometido debe antes comprometerse con el arte?
-Sí: un poema, como artefacto de palabras, es un texto político y es mucho más que eso. Pero, de todas formas, lo que antes ha de hacer un artista comprometido es comprometerse, en la calle, en las organizaciones, como cualquier otro ciudadano: sólo si ese compromiso se da, podremos esperarlo también en su faceta creativa y artística. Por lo demás, doy por mínimo exigible ese compromiso con la creación literaria del que hablas: ojalá de verdad lo mantuviera con rigor (visto lo que escriben) la mayor parte de los poetas que repiten como loros la consigna de que no debería mezclarse poesía y política.
¿Qué implica ser un poeta de la conciencia?
-Entre otras cosas, jamás presuponer que ya hemos dominado y reconocido a ese sutil enemigo pacificado que nuestra cultura ha interiorizado en nuestras conciencias. Y partir de un profundo descontento ante la suerte actual de nuestra literatura: jamás terminar satisfecho con lo que acaba de escribirse.
¿Cuáles son y cuáles han sido tus autores de referencia?
-Apunta, aunque aquí van sólo poetas: Maiakovski, Roque Dalton, el Segundo Isaías, Cardenal, Vallejo, Rimbaud, de Rokha, San Juan de la Cruz, Gamoneda, Rojas, Viñals, Holan, Celan, Brecht, el Lorca de NY y el Neruda del Canto General.
¿Qué supuso para ti ser el ganador del Premio Nacional Antonio Machado de poesía, el accésit nacional del Gerardo Diego en el año 92, el accésit al Premio Adonais o el premio Ojo Crítico a La marcha de 150.000.000 como mejor libro de poesía publicado en España durante el 98?
-Todo aquello, ya lejano, supuso por lo menos un par de cosas: la posibilidad de visibilizar un poco más, gracias a esos premios, la fase inicial de mi trabajo; y, después, una vez conseguido eso, la decisión consciente de no presentarme jamás a ningún otro premio literario.
En cuanto a La marcha de 150.000.000 he leído que su edición definitiva se publicará próximamente con la Editorial Eclipsados, que será ilustrada por Enrique Cabezón (Kb) y que contendrá la totalidad del poema. Háblanos un poco sobre este proyecto.
-Se trata de un largo poema único. Compuesto, (ufff), de 5.000 versos. Empecé a escribirlo hace quince años, a raíz de esta petición que me llegó de un guerrillero centroamericano comprometido con las causas populares de su región: «...Me gustaría leer, compañero, sobre su marcha interna que acompaña, indudablemente, con carne y sangre, esa marcha de los 150.000.000. Además, que cantara la canción de los que se quedan haciendo la resistencia de la vida, porque –según creemos muchos– de aquí se van generando verdaderas alternativas para la esperanza, que alcanzarán a aquellos que han marchado». El poema se publicará, en efecto, dentro de poco y cuenta con una maquetación (la de Kb) que ya es, de por sí, una verdadera obra de arte.
Con respecto a tu vida, si no me equivoco, eres miembro de la Comunidad de Vida Cristiana Ignacio Ellacuría y del Voluntariado de Marginación Claver de Valencia. También fuiste insumiso al Ejército y a la Prestación Social Sustitutoria y objetor fiscal a los gastos militares. Creo que es admirable tu valentía y tu coherencia ideológica. Supongo que no habrá sido fácil.
-Nada resulta fácil aunque, si lo miramos un poco mejor (dado el entramado de organizaciones y acciones políticas que se están dando cita en nuestro ámbito más próximo), quizá sí, porque hay en ello muchos/as compañeros/as cómplices trabajando y apoyando al lado. No hace mucho me llamaron, tras dar un recital en EEUU, “poeta antiglobalización”: no me quedó más remedio que apuntar que, sólo en las redes sociales y políticas en las que me voy moviendo, habría centenares de personas (poetas y no, qué más dará) gozosamente implicadas en proyectos de vida antagonista.
Por último, la pregunta obligada de nuestra web. ¿Con quién te tomarías una copa?
-Si la copa incluye propiedades psicofónicas, con alguno de mis abuelos, a quienes jamás conocí. Y, si esto no es posible, con uno de los más interesantes representantes del cristianismo socialista en Latinoamérica: Hugo Chávez.
Muchísimas gracias por tu tiempo, Enrique. Un fuerte abrazo.
-A vosotros, hombre, ha sido un placer.
4 comentarios:
Muy buena entrevista, Sonia, a una persona incasillable, cuya coherencia y apertura a los otros hace difícil el juego de reduccionismo y etiquetaje que tanto gusta en una sociedad de productos y mercancias.
La poesía de Enrique Falcón es poesia del hombre/mujer entre los hombres/mujeres. Y un canto y un grito y un abrazo y una barricada.
Desde Valencia alzamos la copa por la paz y la justicia en la que nos hermanamos día tras día.
Lo de Hugo Chávez irá de coña ¿no?E
Conociendo a Falcón y a Chávez no creo que sea una coña. De hecho, en su convocatoria mundial para "inventar el socialismo del siglo XXI", Hugo Chávez recomendó usar dos "insumos históricos" para tal tarea: las "ideas originales de Carlos Marx y Federico Engels" y "la obra de Jesús de Nazaret". Sé que incomoda, pero el proyecto socialista bolivariano va por ahí.
Generoso Enrique. La vida es poliédrica, se podrá estar o no de acuerdo con él, pero frente al razonamiento no caben ni sospechas ni insinuaciones. ¿Chávez da miedo? ¿Y desde el otro lado? ¿Quién da miedo?
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