jueves, 5 de julio de 2007

Una copa con..., Toño Berzal

Entrevista: Ana Beguería

Foto: David Grau


Si uno quiere escuchar música en directo, basta con salir a la calle y buscar a uno de los cientos de artistas que pululan por nuestras ciudades, pero si quieres ir a un concierto, necesitas que te lo organicen tipos como Toño Berzal.

Hablar con Toño es un gustazo, se ve que le gusta lo que hace, le brillan los ojos contando cómo estuvo sentado a la misma mesa que Maradona, o el orgullo que le supone que dos chicos de uno de sus grupos salgan de gira con Serrat y Sabina. Hoy, nos tomamos una copa con Toño Berzal.


Ana Beguería: ¿Cómo empezaste en esto de la música, de la promoción de conciertos?
Toño Berzal: Bueno, es un poco largo de explicar. Mi primer concierto fue en Segovia cuando todavía ni siquiera soñaba con dedicarme profesionalmente a ello. Año 85, creo (¡ya ha llovido!), y yo era un pipiolo de COU. Conocí en un festival de verano un grupo de Valencia que se llamaba "Edén", nos hicimos muy colegas y para el otoño preparamos un concierto en Segovia y otro en Madrid. Por supuesto, me costó dinero. Unas diez mil pelas de las de entonces, que para mí era una burrada, ¡imagínate!. Después estudié Turismo en Madrid y por cosas de la vida acabé como director de una agencia de viajes en Zaragoza. Aquello se acabó, pero me quedé aquí, me compré casita y eché raíces. Empecé a trabajar como comercial en una discográfica en la que por entonces estaban Sergio Dalma, Manolo Escobar, El Fary y todos los 'itas': Lolita, Manzanita, Parrita y Tijeritas, entre otros muchos de la misma calaña. Además de preocuparme por que en el "Cortinglés" estuvieran los discos colocados y suficiente stock, de vez en cuando tenía que ir a buscar a un artista al aeropuerto o al tren para acompañarles en la promoción, firmas de discos y esas cosas. Ahí me picó el tema de la organización, porque el de la música ya me había picado hacía muchos años y ya había tocado en grupos. Así que, como choqué con un trepa lameculos en aquella discográfica y no tenía muy claro el tema, fundé con un socio "Lunallena", mi pequeña empresa desde la que organizo, programo, promociono... A los pocos meses me quedé solo y hasta ahora.

A.B.: ¿Cómo se compatibiliza este trabajo con la familia?
T.B.: Mis hijos tienen la desgracia de haberme conocido ya así, jeje, así que lo ven como algo normal. De todos modos, yo he visto crecer a mis hijos y ninguno de los dos ha tenido que ir a guardería porque hemos podido estar con ellos, o su madre o yo. En invierno el trabajo es más de oficina y yo tengo la suerte de tenerla en casa. A la 1, en vez de tomarme un descanso, me voy a buscarles al cole y así desengancho un poco. En verano es distinto. Pasas mucho tiempo fuera, llegas a dormir a casa (cuando llegas), muchas veces a las 8 de la mañana, te levantas para comer, ducharte y vover a irte, y apenas les veo. Este año tengo una semanita por ahí en Julio medio tranquila y me voy a ir con ellos a la playa, ¡que van a aprender a nadar y a cazar tiburones y no me voy a enterar!. La verdad es que procuro pasar mucho tiempo, todo el que puedo, con ellos. Rodrigo, el mayor, que tiene casi 7 años, a veces se viene conmigo de bolo, cuando es cerca y no acaba demasiado tarde, y disfruta un montón.

A.B.: Bogus Band, Comando Cucaracha, Riki Lopez, y muchos más, ¿cómo te encontraste con ellos? ¿Cómo fueron los comienzos?
T.B.:
Pues mira, yo empecé en la época en la que estaba de moda "Lluvia de estrellas". Conocí a algunos chicos de aquí que habían participado en el programa y empezamos a hacer bolos por los pueblos. Aquello me permitió aprender mucho, conocer gente y también empezar a ganar un poco de dinerillo. Uno de aquellos chicos tenía también sus propias canciones y montó una banda. Aquello se quedó por el camino, pero yo me integré en la banda también como músico y seguimos por otro lado: se acababa de formar la Bogus. Estuve durante unos años compaginado las dos funciones, la de músico y la de mánager, pero "Lunallena" iba creciendo y cada vez era más difícil hacer las dos cosas, así que decidimos dejar una de ellas y con dolor de corazón, porque lo que mola es subirse a un escenario, decidí que seguía como mánager del grupo, pero no como músico. Elegí, creo, el mejor momento para retirarme: en el Pilar del 2003, en la carpa de Interpeñas delante de 25.000 personas. Siempre me quedará éso y esa sensación, que es brutal. Al principio me costaba mucho ir a los conciertos y ver que yo no estaba allí, pero ahora he de decir que no sólo lo he superado, sino que ahora ya no me veo tocando, la verdad es que como guitarrista era muy mediocre. Como dice nuestra amiga común Myriam, tenía mucha ilusión y muy poco arte...

Con el Comando, fue distintinto. Pepín es el cantante y líder natural del grupo, y somos amigos desde hace años, así que me dijo que estaba en un proyecto nuevo y que quería que fuera yo la persona encargada de gestionarlo todo. Y no pude ni quise decir que no, porque es un grupo que merece mucho la pena, por el proyecto en sí y por la parte humana y de compromiso también. Yo para trabajar con un grupo me tengo que sentir parte del mismo. Tengo que ser uno más, la diferencia es que tú cantas, el otro toca la batería y yo gestiono, contrato, etc. Y éso me pasa con el Comando al 100%. Tengo libertad absoluta y toda la confianza del grupo para hacer las cosas como yo creo que deben hacerse, y sin embargo, casi todo se decide en consenso.

A Riki López lo conocí en La Campana de los Perdidos, un bar de Zaragoza donde se hacen actuaciones regularmente, y me enganchó. El dueño del bar nos presentó y empezamos a trabajar hace ya unos cuantos años (6 ó 7, no sé...). Es un verdadero crack. No he visto nunca a nadie salir más airoso de trances complicados que a Riki. Es un artistazo, muy profesional. ¡Y me mondo de risa con él!

A.B.: En este negocio ¿hay que tener amigos hasta en el infierno?
T.B.:
Sí, claro, supongo que como en todos. Es importante tener alguien a quien poder llamar si surgen problemas a las tantas de la madrugada en cualquier sitio, o que te eche una mano en un momento determinado. Tener buenos contactos es importante en cualquier negocio.

A.B.: ¿Hay alguien con el que te negarías a trabajar?
T.B.:
Sí, con cualquier grupo o artista que haga apología del terrorismo, las drogas, el racismo...

A.B.: Escenario, luces, montaje, técnicos, el mundo de los conciertos es más grande que el de los artistas ¿sois una gran familia como se suele decir o es difícil?
T.B.:
Yo creo que sí. Yo soy muy de 'clan' a la hora de trabajar. Me cuesta mucho cambiar de empresas, así que suelo trabajar siempre con las mismas, tanto a la hora de alquilar vehículos, como equipos de sonido, personal de carga y descarga, etc, así que ya nos concemos todos. Si el trato es cordial, existe el respeto y cada uno tiene claro cuál es su cometido y su lugar, se puede compaginar perfectamente el trabajo con el 'buen rollo'. Yo siempre digo que no trabajo para hacer amigos, pero para mí es vital que haya una confianza y un saber hasta dónde se puede llegar. En Aragón hay un nivel altísimo en cuanto a calidad de trabajo, de equipos, de servicios, etc, por lo que se puede decir que somos autosuficientes en ese aspecto, y claro, no es lo mismo llegar a trabajar a un festival o a un concierto y tener que empezar a presentarte, que llegar y empezar a saludar, preguntar por la familia, por el concierto del otro día, etc.

A.B.: ¿Qué grupos puedes recomendar que estén empezando?
T.B.:
Uff, la verdad es que prefiero hablar de grupos o artistas desconocidos, aunque lleven años 'dale que te pego'. Ahora no estoy muy puesto en los nuevos. Antes me dedicaba a, cuando tenía tiempo libre, recorrer los bares donde había actuaciones, o me iba a Madrid un par de días y me veía 5 ó 6 conciertos. Ahora eso es impensable para mí, desgraciadamente, o al menos no puedo hacerlo con la asiduidad de antes. Así que, recomiendo fervientemente el Comando Cucaracha y Riki López. Hay muchos muy buenos, pero los míos también lo son.

A.B.: ¿Cómo ves el panorama musical actual?
T.B.:
Negro, bastante negro. Tenemos varios problemas. El primero es que durante los 80 se empezaron a hacer grandes conciertos en sitios abiertos, gratuitos y ahora tenemos una generación de veinteañeros, con honrosísimas excepciones, que no pagan una entrada ni a tiros. Prefieren gastarse 50 euros en copas que 10 en un concierto. Y es una pena. Además la gente (el público) no apuesta por gente nueva. Sólo van a lo que conocen y, si es posible, a lo que sale por la tele. Los conciertos son un acto social más que cultural y van cuando tienen la sensación que no se lo pueden perder. Yo tengo la suerte de poder hacer algunas programaciones fijas durante el año en sitios pequeños y alternativos, y cuesta horrores vender entradas. Luego está el punto de vista de las grandes compañías, que tampoco apuestan por gente nueva. Ahora está de moda el pelotazo: no soy músico ni cantante, pero tengo mucho morro, me cogen en un programa de la tele, me hago rico en 2 años y luego ya veremos... ¡Una pena!

A.B.: De los trabajos que has hecho ¿cuál te ha causado mayor satisfacción?
T.B:
Quizá el concierto de Toto en Zaragoza el pasado mes de abril. No era la primera vez que trabajaba con un artista internacional, pero sí la primera que he llevado la negociación a cabo de principio a fin directamente con el mánager del grupo en Europa. El concierto, económicamente, fue una ruina, pero yo vi gente llorar, gente que me daba las gracias por haberlos traído, y después recibimos muchas felicitaciones por parte del artista. Su mánager llegó a decirme que era el concierto mejor organizado de toda la gira europea y que quería abrir o cerrar la próxima en Zaragoza. Steve Lukather, el guitarrista, que es una super estrella del rock mundial y que ha participado en multitud de grabaciones, sin ir más lejos en el Thriller de M. Jackson, el disco más vendido de la historia, me abrazaba en la puerta del auditorio como si me conociera de toda la vida. Eso para mí es muy importante y también me alimenta.

Por supuesto, el trabajo diario con mis grupos también me produce mucha satisfacción. Cuando el público ovaciona a un grupo mío y le dicen "¡otra, otra...!" es exactamente igual que si me lo hicieran a mí, y esa sensación es muy agradable y gratificante.

También es muy satisfactorio reencontrarte con gente y que te recuerde por algo agradable. Por ejemplo, el otro día en el concierto de los 'pajarracos' me reencontré con Osvi Greco, maravilloso guitarrista, entre otros muchos, de Ariel Rot. Hace un par de años hicimos un concierto en el APTC de Villanueva, ¡y se acordaba de mí!, me dijo que a ver cuándo repetíamos que se lo había pasado muy bien. ¡Eso mola un montón!

A.B.: Dos músicos amigos tuyos, están haciendo la gira con S&S, ¿se siente uno un poco responsable de eso?
T.B.:
No, responsable no porque sólo ellos son los responsables para bien o para mal, en este caso para muy bien, por su trayectoria, su trabajo, sus horas de estudio, de ensayo. ¡Eso sí!. Me alegro casi tanto como ellos. El otro día, en el concierto de inicio de gira en Zaragoza, recuerdo que ya en la primera canción miré al escenario y vi a Sabina y a Serrat, un poco más arriba a Pancho, Antonio, Pedro, Romero, Víctor, y detrás estaban mis amigos Roberto y José Miguel, y ¡joder!, me emocioné. Estaba con unos amigos viendo el concierto (...ejem...) y me daba vergüenza mirar hacia atrás porque había dos lagrimones luchando por salir. Me costó mucho, pero lo conseguí, aunque al final del concierto, cuando salen todos a saludar, me pasó lo mismo. Con Roberto he tenido y tengo una relación muy cordial y siento mucha admiración por él porque toca como la madre que lo parió el tío, además de que es un tipo excelente, pero con José Miguel he tenido más roce, hemos intimado más, conozco a su familia, a su mujer, he estado con él de fiestas en su pueblo y he comido y he dormido en su casa, y de siempre nos hemos llevado muy bien. En este negocio es como 'mi hermano pequeño', y me emociona pensar que en España es difícil para un músico estar más arriba de lo que ellos están. Además, todos los que estaban en el escenario son músicos con una trayectoria de muchos años y estos sinvergüenzas son unos críos todavía. Estoy muy emocionado por ellos, de verdad.

A.B.: Para terminar, ¿qué te gustaría montar que no has hecho todavía, o hasta donde quieres llegar?
T.B.:
Bueno, el concierto de tu vida está siempre por llegar, y así debe ser, tener cada día la ilusión de hacer algo nuevo. Ahora tengo un par de proyectos para final de año que me entusiasman y espero lleguen a buen fin. Por lo demás, me siento privilegiado por poder vivir de la música, con un trabajo que con sus sinsabores (como todos, supongo) me entusiasma y me fascina. Creo que es muy importante poder hacer en la vida lo que te gusta y yo lo estoy consiguiendo. No todo el mundo puede decirlo, desgraciadamente. Y yo, con tener para pagar la hipoteca y que mis hijos no tengan ninguna carencia importante, me doy por más que satisfecho. No aspiro a mucho más. Sólo a ser feliz, ver crecer sanos y felices a Álvaro y Rodrigo, y disfrutar de los amigos.


Ana Beguería

4 comentarios:

Javier dijo...

¡¡¡Enhorabuena por la estupenda entrevista!!!...

Ha sido un gustazo verle las 'tripas' a la organización de un concierto. Sobre todo, si la 'cirujana' tiene tan buena mano y el 'paciente' es tan profesional y, a la vez, tan afable.

Un gustado, si señora, muchisimas gracias.

Sonia San Román dijo...

Toño, un tío enorme que siempre sabe cuando sus amigas necesitan tomar unas cañas fresquitas!!
Besazos y enhorabuena!

Anónimo dijo...

bonita biografia. "por lo que se pierde conmigo cruz verde tendria que condecorarme grinpis, tengo las cucarachas mas grandes de todo madrid". yo tambien pienso eso de "pago lo que me pidan por unos centilitros de garrafon oyendo mala musica enlatada pero para ir a un concierto me entre la tacañeria". no se me ocurre ninguna rima con toño. lucky man for you

Anónimo dijo...

enhorabuena ana, por poner tanta ilusión en ésto y ser una gran persona.